
La utilización de plasma rico en plaquetas es muy reciente. Su primer uso fue en el campo de la odontología, para la realización de implantes bucales. El resultado tras emplear plasma rico en plaquetas fue un implante dental perfecto.
Después se utilizó en traumatología para tratar fracturas conminutas, es decir, “hechas cachitos”. Estos resultados tan extraordinarios hicieron que la técnica se extendiera a otras aplicaciones y disciplinas médicas. De ahí que, por ejemplo, los oftalmólogos empezaran a utilizar los factores de crecimiento para curar úlceras corneales y otras lesiones oculares y que en el campo de la medicina estética, desde hace algo más de tres años, se emplee para regenerar y rejuvenecer la piel, entre otros usos.
Las plaquetas liberan los factores de crecimiento que se encargan, fundamentalmente, de estimular la regeneración celular, aumentar la formación de nuevos vasos sanguíneos y producir nuevo tejido. Es decir, activan el organismo en la zona donde se liberan ayudando a reconstruir el tejido dañado, efecto reparador que se aprovecha para rejuvenecer la piel. Uno de esos factores, el llamado factor de crecimiento epidérmico, fue el primer polipéptido aislado y caracterizado como factor de crecimiento y es capaz de inducir la proliferación de queratinocitos y fibroblastos, estimular la angiogénesis y aumentar el grosor de la piel, devolviéndole su elasticidad y firmeza, además, aumenta la vascularización de la zona donde se aplica, favoreciendo la aparición de nueva piel, disminuyendo los efectos sobre la misma de la oxidación celular y eliminando las arrugas.
Los factores de crecimiento
- regulan funciones esenciales para la regeneración, remodelación y reparación de los tejidos.
- tienen la capacidad para atraer y orientar a las células hacia el lugar en que son necesarias.
- actúan en la división celular para producir células nuevas.
- favorecen el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos.
- activan la síntesis de la matriz celular.
Función del PDGF (Factor de Crecimiento derivado de plaquetas)
El PDGF tiene un papel importante en la embriogénesis, en particular en el desarrollo del riñón, vasos sanguíneos, pulmones y sistema nervioso central. En estos órganos, el PDGF es importante para las células derivadas del tejido conectivo, entre ellas los pericitos, los fibroblastos alveolares, las células mesangiales del riñón y las células glía. También el PDGF tiene un papel importante en la curación de heridas en el adulto, ya que estimula la mitogénesis y quimiotaxis de los fibroblastos y células musculares lisas. También estimula la quimiotaxis de los neutrófilos y los macrófagos.
Ozono y factores de crecimiento
La razón por la que a veces se utiliza ozono con los factores de crecimiento, es porque es un potente desinfectante, antibacteriano, antivírico y antimicótico y además posee una extraordinaria capacidad antioxidante y por lo tanto, al tiempo que estimula la desintoxicación ayuda a oxigenar el tejido. Si el paciente ya está recibiendo sesiones de ozonoterapia se reserva una pequeña cantidad de su sangre y se utiliza para extraer las plaquetas partiendo de esa sangre ya ozonizada. La otra opción, si el paciente no está sometiéndose a un tratamiento de ozonoterapia, es proceder a la extracción de un poco de sangre, obtener las plaquetas y luego ozonizarlas en el interior de la propia jeringa que se utiliza para la reinyección en la piel.
Aunque la utilización de factores de crecimiento por sí solos permite ya obtener resultados excelentes, los casos en los que se enriquece con ozono se debe a otras razones, por ejemplo para aquellos casos en los que se necesita un apoyo extra para lograr la regeneración de la piel, este es el caso de los fumadores o de los que sufren un grave envejecimiento de la misma por excesiva exposición al sol.
¿Cómo se aplican los factores de crecimiento?
Una vez el paciente está en la consulta se le aplica en la zona a tratar una crema anestésica y se deja que actúe unos minutos, tiempo en el que permanece tranquilamente relajado. Luego se le extrae un poco de sangre a fin de obtener, casi sobre la marcha, el concentrado de plaquetas necesario. Y una vez conseguido el plasma rico en factores de crecimiento, se ozoniza en la misma jeringuilla y luego se introduce en la dermis mediante microinyecciones repartidas en esa zona. Terminada la aplicación se procede a poner un producto relajante y descongestivo en la piel tratada. En total, desde que el paciente llega hasta que se marcha puede pasar algo más de una hora.
Es fácil de aplicar, porque se puede realizar en la consulta sin peligro para el paciente o el médico. Y no tiene efecto secundario alguno ya que es un implante autólogo. Por tanto, no hay posibles reacciones alérgicas. El único posible “inconveniente” es que, aunque las plaquetas se inyectan en la piel con una jeringuilla muy fina, puede notarse tras el tratamiento algún pequeñísimo punto morado dejado por la aguja en la zona tratada, pero desaparece rápidamente.
Todas las pieles se benefician del tratamiento, aunque es casi más espectacular en las pieles muy dañadas, que en las que no lo están tanto. Siempre se obtiene una mejoría notable en la calidad de la piel pero, evidentemente, no es lo mismo tratar una de 35 años bien cuidada, que una de 60 que nunca se ha cuidado o está estropeada por los efectos del tabaco o del sol. La piel, cuanto más joven es, mejor responde. Hay que tener en cuenta que no es un tratamiento cosmético que actúa desde fuera. Es un tratamiento natural y fisiológico que utiliza las propias proteínas de nuestro organismo, seleccionadas y concentradas, para que reparen el daño producido por el paso del tiempo o por las lesiones solares.
Hay que tener paciencia. Los factores de crecimiento tienen que actuar estimulando el tejido; por tanto, no hay un resultado instantáneo. Los efectos aparecen con el paso de los días y aumentan a medida que éstos transcurren.
Cuando se usan plaquetas ozonizadas el tratamiento se repite cada dos meses a fin de permitir que la piel se regenere. Normalmente bastan 21 días entre sesión y sesión, pero con la ozonización la estimulación es muy intensa y por eso se deja pasar más tiempo, para que se estabilice la regeneración y así volver a estimular sobre un tejido de mejor calidad.